Cambio cultural para salvar vidas de biciusuarios

Lamentamos profundamente la muerte de una nueva biciusuaria

Una biciusuaria se convirtió en la nueva víctima que se registra en las calles de Bogotá, atropellada por un bus híbrido en la Cra. 7 con calle 48

Ya son más de 45 los ciclistas que han fallecido en la capital como consecuencia de accidentes de tránsito durante 2017
El concejal Jorge Torres hace un nuevo llamado por un cambio cultural para salvar vidas de biciusuarios
Luna Ariadna Valiente es la nueva víctima que se registra de biciusuarios en Bogotá al ser arrollada por un bus híbrido en la calle 48 con carrera 7. Con ella ya son más de 45 las personas fallecidas durante 2017.

“Lamentamos profundamente la muerte de una nueva biciusuaria y le hacemos un llamado a la Secretaría de Movilidad y Transmilenio para que emprenda acciones reales y concretas para que los conductores de Bogotá, específicamente quienes conducen buses de servicio público como el que está involucrado en el accidente, sean cuidadosos con los biciusuarios en la vía. Es necesario que se esclarezcan los hechos y se determinen los responsables por la muerte de Luna Valiente”, indicó el concejal Jorge Torres quien lidera la bancada de la bicicleta en el Concejo de Bogotá.
La crítica del concejal Torres además se hace extensiva a la escasa infraestructura vial que se queda corta con la gran cantidad de biciusuarios que tiene la ciudad.

“Hay vías en donde lamentablemente no hay ciclorruta ni infraestructura para garantizar el cuidado de los biciusuarios, pero es donde más se necesita que los conductores estén prestos a cuidar la vida de ciclistas. El accidente en el que pierde la vida esta artista y deportista sucedió donde no hay ciclorruta”, expresó el cabildante.

En la vía prima la vida

“En lo corrido de este año ya llevamos más de 45 muertes de ciclistas en accidentes de tránsito y más de 930 personas heridas. Para que estas cifras no sigan aumentando es necesario mejorar el componente de cultura ciudadana para que tanto biciusuarios como conductores sean respetuosos porque en la vía la vida es sagrada”, enfatiza Torres·

Las declaraciones del concejal se producen en el marco de estadísticas que denotan el gran aumento del uso de la bici. Hoy Bogotá cuenta con más de un cuarto de millón de biciusarios que realizan 575.356 viajes diarios, casi el doble de los que se contabilizaban hace solo diez años.

Pero las cifras son críticas: En 2016 fallecieron 71 ciclistas y 1.270 resultaron heridos por accidentes viales en Bogotá. El número de víctimas mortales cuadruplica al de Nueva York en el mismo año. Estas cifras representan una realidad muy preocupante del uso de la bicicleta en la ciudad que invita a la reflexión de usuarios y no usuarios, y exige su solución.

Y es que en lo corrido de esta década los biciusuarios han ocupado el tercer lugar en vulnerabilidad entre los actores viales, después de los peatones y los motociclistas. En el último año, en los accidentes fatales de los cuales fueron víctimas, los principales vehículos comprometidos fueron buses de transporte de pasajeros, vehículos livianos y motocicletas. La causa de los accidentes mencionada con más frecuencia es la imprudencia, tanto de los propios biciusuarios como de los conductores de vehículos motorizados.

“Un hecho que parece claro es que el número de biciusuarios en las calles de Bogotá va a seguir aumentando, y el mayor reto que la ciudad va a enfrentar será el de proteger su vida e integridad. Esto supone, desde luego acciones gubernamentales como mejorar la infraestructura para el tráfico de bicicletas, aumentar la vigilancia de las rutas de biciusuarios y proporcionar sitios de parqueo adecuados. Pero son la ciudadanía y los propios ciclistas los que deberán asumir la parte más difícil de dicho reto: el cambio de comportamientos y actitudes”, señaló el concejal.

A su vez el llamado que realiza el concejal Torres incluye que la denominada “cultura de la bici”, no sea solo asociada a los usuarios de la bicicleta. Son comportamientos, hábitos, actitudes, normas sociales, que toda persona debe observar al utilizar el espacio público. Una buena forma de comenzar a consolidarla es interiorizando y respetando reglas de conducta en la vía y que pasen a ser costumbres compartidas por todos los actores viales.