POLICARPA SALAVARRIETA

Comité de mujeres hace homenaje a Policarpa Salavarrieta tras cumplirse 200 años de su fusilamiento.

 

Con esta imagen de la Pola en el billete de $10.000, el Banco de la República le hizo un merecido homenaje en 1995, con ocasión del segundo centenario de su nacimiento en el Municipio de Guaduas (Cundinamarca). 


El pasado 14 de noviembre visitamos el homenaje, al cumplirse 200 años de su fusilamiento por el régimen colonial en razón a su férrea oposición a la Corona Española. Tenía 22 años. 

Enrique Santos Molano en el libro Las Mujeres Libertadoras la llama Maestra Coraje, por la osadía, valentía y compromiso con la causa libertadora. Siendo muy joven ejerció como maestra en su pueblo natal. A más de enseñar a leer y escribir, inculcaba a sus alumnos los ideales patrióticos que la atraparon en Santafé de Bogotá a raíz de un viaje hecho con sus padres, donde presenció los acontecimientos del 20 de julio de 1810, que despertaron en ella el ideario emancipador sentido en la ciudad. En especial, la sorprendió el coraje de una madre que incitaba y comprometía a sus hijos con lucha libertaria. 

Desde entonces comprometió sus días y su vida, sufrió señalamientos y persecución por sus ideas, más notorias al ser opuestas a las de su padre, un respetable funcionario adepto a la Corona. Perseguida por su coraje y adhesión a la causa patriótica llegó a Santafé a principios de 1817 en compañía de su hermano menor. Fue recibida en la casa de Andrea Ricaurte, cuya familia toda estaba comprometida con las luchas independentistas y era centro patriótico de operaciones. 
Se convirtió en el enlace clave entre las “Juntas y las guerrillas” (patriotas escondidos en el monte). Ser desconocida en la ciudad, le facilitaba moverse con libertad sin levantar sospechas. 

Dice el historiador Santos Molano que “la Pola cumplió a cabalidad el papel de espía en cuanto proveedora de información de inteligencia y por su gestión en el envío de recursos sin inmiscuirse en actos de violencia. Jamás disparó un arma, ni mató a nadie. (…) trabajó con habilidad y sigilo”. 

La Pola al igual que muchas otras mujeres patriotas también fusiladas, llevaron a cabo tareas estratégicas indispensables en las luchas de la independencia, asignadas a ellas por su condición femenina, pero por la misma razón, ignoradas e invisibles por la historia oficial, centrada en las hazañas masculinas. 

Citada por Santos Molano, dice de ella Andrea Ricaurte su anfitriona, presente en el momento de su captura: “Era una joven de distinguida familia de Bogotá, tan bella como inteligente. Profundamente afecta a la causa de la libertad, no vaciló en encargarse de todos los informes posibles sobre las fuerzas del ejército realista, los lugares que ocupaba y sus planes de operaciones. (…) Trasmitía a Bolívar cuantos informes podía recoger, por intermedio de un fiel mensajero, que fue detenido al llevar uno de los mensajes secretos y, amenazado de muerte reveló el nombre de la que lo empleaba”. 
Por “dirigir el espionaje patriota” en Santafé, entre enero y septiembre de 1817, fue capturada, juzgada, condenada y fusilada. 

Citada por la historia oficial, es famosa su proclama sobre la dignidad y la libertad ante el pueblo aglomerado alrededor del cadalso el día de la ejecución, pero quiero terminar esta corta reseña, con las palabras de Santos Molano quien destaca el talante de la Pola, cuando momentos antes de su ejecución les dice a los soldados: 
“Conque, verdugos ¿tenéis valor para matar a una mujer? “Se cubrió en seguida la cara con su saya (falda), y al hacerlo mostró a los espectadores, bordados en letras de oro, en su chambra (blusa interior) las palabras ¡Viva la patria! 
Dice el historiador que: “La muerte de la Pola enardeció a los que ya estaban en la lucha, calentó a los tibios y puso en pie de guerra a los indiferentes”. 

Finalmente, es importante reseñar que el 14 de noviembre de 1967, fecha del sesquicentenario de su fusilamiento, con la aprobación de la Ley 44 de 1967 se institucionalizó esta fecha como el Día de la Mujer Colombiana, en homenaje a una heroína insigne.